Los teléfonos inteligentes, cuya venta resulta muy lucrativa, son los objetos más deseados por los ladrones en el mundo.
Un estudio realizado en octubre por la policía de París halló que uno de cada dos robos cometidos en el transporte público es de celulares y en 70% de los casos se trata de teléfonos inteligentes como el iPhone y el Blackberry. Esos aparatos pueden revenderse en Francia hasta por 300 euros o 400 dólares.
El fenómeno es mundial, según la policía parisina. Se repite en el Reino Unido, Estados Unidos y España, entre otros países.
Susana Ramírez, periodista de 29 años de edad que vive en Barcelona, contó en su blog, como muchos españoles, el miedo que siente al utilizar su iPhone en público.
"Miro a izquierda y derecha antes de sacar mi celular en la calle. Es como si en lugar de un teléfono fuera a sacar un cuchillo o droga", escribió.
El Reino Unido creó una unidad especial de 30 policías para hacer frente al aumento de robos de teléfonos inteligentes, y en el Metro de Nueva York los altavoces advierten a los pasajeros que no exhiban sus teléfonos. Pero la gran mayoría ignora estos consejos y prefiere seguir utilizándolos en público.
"Es como fumar. El consumidor conoce los riesgos pero prefiere no tomarlos en cuenta", dijo Jack Wraith, presidente en el Reino Unido del Foro de Acción contra el Crimen en la Industria del Teléfono Móvil.
Agregó que, a pesar del riesgo, no cree que el aumento de los robos disuada a los consumidores de comprar esos celulares.
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